El Palacio Nacional de México es uno de los recintos más visitados por los ciudadanos de nuestro país y por el turismo internacional.
Sus muros exhiben una serie de murales realizados por el célebre pintor Diego Rivera, que muestran la peculiar visión que tenía Rivera sobre la evolución histórica de México y sobre el pasado indígena prehispánico. Miles de visitantes mexicanos y extranjeros acuden diariamente a admirar los murales de este peculiar artista mexicano.
En el primero de los murales, ubicado al norte de las escalinatas centrales del Palacio, Rivera representa una síntesis de la historia de México, que inicia con una escena en que vemos al monarca Quetzalcóatl transmitiendo conocimientos a un grupo de toltecas de la célebre ciudad de Tula. Aparecen además diversos indígenas labrando la tierra, interpretando música, y elaborando pinturas y esculturas.
Imagen: Mural central de "Epopeya del pueblo Mexicano" Diego Rivera
En el muro central Rivera representa a Hernán Cortés comandando la conquista de México, así como escenas de la época colonial. En seguida representa las principales etapas de la historia de México: la Independencia, la Reforma liberal e Intervención Francesa y la Revolución Mexicana.
La sección más polémica del mural es sin duda aquella en que Rivera representa la historia post-revolucionaria. Al centro del mural figuran cuatro de los hombres más ricos de los Estados Unidos en los años 30, amasando sus fortunas en complicidad con los dirigentes políticos de México, en tanto que el pueblo es controlado por medio de la religión en la Basílica de Guadalupe. En esta sección del mural Rivera imagina el futuro de México conducido por la doctrina comunista bajo el liderazgo de Carlos Marx.
Imagen: Detalle del mural "México de hoy y mañana"
Pero más allá del atractivo que representan los murales, la historia del Palacio Nacional seguramente te sorprenderá. Y es que en el mismo lugar en que se encuentra este histórico monumento, se ubicaba el palacio del monarca Moctezuma II a la llegada de los españoles. Tras la conquista, el comandante español Hernán Cortés estableció en el mismo palacio su residencia, reconstruyéndolo con este fin.
Imagen: El palacio de Moctezuma según el Códice Mendoza. Siglo XVI.
Años más tarde, en 1562, el rey de España compró la propiedad a don Martín Cortés, hijo del conquistador y estableció ahí el Palacio Virreinal, en donde residía, no solamente el virrey sino también su corte. Y el palacio era la sede, además, de la Real Audiencia, del Real Tribunal de Cuentas, del Tribunal del Consulado, la Real Capilla, la Cárcel y la Sala de Tortura, entre otros. Y aunque hoy en día resulte difícil de imaginar, contaba además con panadería, nevería, botillería, hospedería, sastrería y zapatería, además de patios, corredores y cocheras.
Algunos virreyes, como don Martín de Mayorga, organizaban tertulias con los hombres de mayor valor en artes, letras y ciencias, y en ellas no faltaba jamás el puntilloso padre don José Antonio Alzate, el arqueólogo don Antonio de León y Gama, don José Rafael de Larrañaga, prosaico traductor de Virgilio y otros más, quienes bebían chocolate, degustaban bocadillos y aspiraban los polvos de las cajas de fragante rapé.
Imagen: Patio central del Palacio Nacional
En esta época vivieron en Palacio personajes tan distinguidos como: el escritor Mateo Alemán, autor de la novela “El pícaro Guzmán de Alfarache” y la célebre Juana Inés de la Cruz, quien fuera dama de honor de la marquesa de Mancera antes de ingresar al Convento de San Jerónimo. También se hospedaron el libertador Simón Bolívar y el famoso científico alemán Alexander Von Humboldt.
Al consumarse la independencia de México, el palacio virreinal pasó a ser la sede del poder ejecutivo y debido a las convulsiones políticas y las intervenciones extranjeras, fue en diversas ocasiones objeto de ataques de artillería que le causaron graves daños. El 14 de septiembre de 1847, tras la derrota de las fuerzas mexicanas en el Castillo de Chapultepec, el ejército de ocupación izó la bandera norteamericana en el pabellón de Palacio, lo que sin duda representó uno de los más tristes momentos en la historia de nuestro país.
Imagen: Palacio Nacional de México. Entrada del ejercito federal el 1o de enero de 1861. Litografía de Casimiro Castro. 1869
Campana de Dolores
En 1886, el Palacio Nacional se vio engalanado con la llegada de la campana de Dolores, aquella con la que el cura Miguel Hidalgo llamó al pueblo de su parroquia a emprender la lucha de independencia. Es esta campana la que el presidente de México hace sonar cada 15 de septiembre para conmemorar el aniversario de la gesta heroica que dio origen a nuestra nación.
Cuando visites el Palacio Nacional no dejes de visitar el recién inaugurado museo en el que se representa la historia de este emblemático recinto, desde la época de Moctezuma II hasta nuestros días.
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